Silencios clamorosos
Artículo publicado con Emma Fernández en el diario El Mundo.
Frente a la posición referencial que aun ocupa EEUU y el avance registrado por Asia en materia de innovación durante la ultima década, particularmente por China, el Viejo Continente no parece avanzar al ritmo debido, hasta el punto de que el ‘Think Tank’ Bruegel con sede en Bruselas se preguntara recientemente si no seria mas coherente que Europa renunciara a la tan ‘cacareada’ ambición de constituirse en la economía mas dinámica del mundo basada en el conocimiento. A ello hay que sumar la evidencia recogida por la OCDE de que muchos países que se limitan a crear ‘condiciones favorables’ reformando sus políticas fiscales, laborales, etc. e impulsando la creación de start ups no están logrando crecer.
Por todo ello, no obstante la lista de asuntos urgentes de los responsables públicos y privados en Europa y también en España, resulta un tanto triste que la reciente reunión de Ministros de Ciencia, Tecnología e Innovación de la OCDE celebrada a finales de Octubre en Corea del Sur no haya tenido el eco debido. Mas aun, si se tiene en cuenta que la ultima reunión de este formato tuvo lugar hace mas de diez años, en 2004, y que también en 2015 se actualizó su estrategia de innovación elaborada hace cinco años, en 2010. En este año que comienza, Europa tiene también una cita con la innovación, porque en 2016 se revisara por fin la estrategia ‘Europa 2020’ (heredera de la Estrategia de Lisboa) y arrancará la revisión intermedia del programa comunitario de I+D ‘Horizonte 2020’.
En medio de tantas turbulencias como tiene planteada la Unión Europea en el corto plazo (refugiados, mercados, etc.) se entiende que la cita ministerial no haya tenido el eco debido. Pero entender no significa justificar. Porque si la visión es una característica esencial para el liderazgo, lo es mas aun en este ámbito, puesto que muchos retos a largo plazo que llaman ya a la puerta del viejo Continente (clima, seguridad, etc.) solo encontraran una respuesta en la innovación en sentido amplio, como mejora colectiva, en los términos que apuntaba en mismo este diario hace unas semanas el filosofo José Antonio Marina. Frente a la tensión permanente entre urgente e importante, hay que confiar en Platón si es que ‘toda grandeza se alza en medio de la tormenta’.
Dos cuestiones llaman positivamente la atención comparando los informes previos a la cumbre de la OCDE en 2004 con la mas reciente de 2015, reflejo quizá del agotamiento de la ortodoxia económica tras una crisis tan prolongada y de las nuevas sensibilidades derivadas quiza a la incorporación de países emergentes a la OCDE que impulsa su Secretario General Ángel Gurria. Por una parte se aconseja a los Gobiernos que dejen de apoyar solo a las empresas establecidas y apoyen también de manera mas decidida a los nuevos entrantes, y por otra, que logren un equilibrio entre ayudas directas e indirectas. Dos asuntos que merecen una lectura especial en el caso de Europa y también de España.
El énfasis en empresas emergentes frente a las establecidas se explica tanto por razones sociales como económicas. A saber, las nuevas son responsables de una gran parte de la creación neta de empleo en la mayor parte de los países y, a su vez, de la mayoría de las innovaciones de ruptura. Estas empresas juegan a su vez a su vez un papel importante en los sistema nacionales de innovación, disciplinando inversiones, desarrollando capital humano, etc. Hay que insistir en que la edad es un mejor indicar de dinamismo innovador que el tamaño y que no todas las Pymes son innovadoras. Pues si la mayor parte de las nuevas empresas comienzan siendo pequeñas, la mayor parte de las Pymes son viejas.
En cuanto al porque de ayudas directas como subvenciones o créditos frente las indirectas como desgravaciones fiscales, la evidencia muestra que las ayudas directas son mas eficaces para iniciar en innovación a aquellas empresas que aun no innovan, mientras que las indirectas ‘fidelizan’ a las empresas que ya lo hacen, particularmente las grandes. Por otra parte, otra ventaja de las ayudas directas es la direccionalidad para afrontar los grandes retos. De manera que incluso en países con un mercado interior de tamaño medio como España, es preciso apoyar la competitividad de los sectores conocidos al tiempo que se impulsa el surgimiento de otros futuros que hace posible la innovación disruptiva.
Que lugar ocupan Europa y nuestro país en este nuevo contexto? Por una parte, suele olvidarse que Europa crea mas spin-offs universitarias que EE.UU. y sin embargo, Europa presenta un déficit estructural en sectores empresariales de media y alta tecnología frente a EE.UU. De hecho, el gap de innovación se explica por esta doble circunstancia: no existe un parque suficientemente amplio de nuevas empresas innovadoras de clase mundial y, a su vez, la mayor parte de los ‘campeones nacionales’ están en sectores maduros. Por otra parte, las nuevas empresas de base tecnológica, desarrollan fortalezas propias necesarias para competir de manera sostenible en el largo plazo. Quizá no deba sorprender que nuestro país figure entre los últimos lugares según las estadísticas de la OCDE en cuanto a empresas de alto crecimiento y, a la inversa, que España sea uno de los países mas generosos en desgravaciones fiscales a la innovación.
Obviamente, las nuevas empresas aprovechan mucho menos las desgravaciones fiscales. La pregunta es que no podría hacerse optimizando tales recursos de manera concurrente a través de actuaciones directas para explorar nuevos sectores y modelos de negocio que, a la larga beneficiaran a la economía en su conjunto? También a las empresas establecidas, tanto grandes como pequeñas. Esta es precisamente la tesis que auspicia el Foro Económico Mundial, ante la evidencia para las grandes corporaciones están abriéndose al emprendimiento para incorporar innovación abierta y disruptiva de manera controlada. Y es lógico que así sea porque en este terreno se juegan mucho de su competitividad futura y la amenaza de desaparecer por la irrupción de nuevos entrantes es cada vez mas cierta, como pone de manifiesto la permanencia, cada vez mas corta, de las grandes multinacionales en los rankings globales. En España, prácticamente todas las grandes del Ibex 35 empresas tienen fondos o aceleradoras. En definitiva, el paradigma de I+D empresarial esta evolucionando desde la compra de tecnología a la colaboración con centros de investigación y, mas recientemente, a la creación de ecosistemas. Esta es la visión que inspira al Instituto IFI : transformar los ecosistemas en colaboración con las empresas y la academia para generar políticas y practicas innovadoras de nueva generación.