La vitamina D de nuestras empresas de base tecnológica
Artículo publicado con Senén Barro en el diario El Mundo.
La carencia de vitamina D impide regular adecuadamente los niveles de calcio y fosfato, lo que puede desembocar en una alteración de los huesos y en raquitismo. El ecosistema emprendedor español carece de la suficiente «vitamina D», lo que hace que nuestras empresas, en particular las de base tecnológica, no crezcan como debieran. Esto no solo es un problema para la propia empresa sino también para el desarrollo del tejido productivo presente y futuro, con implicaciones en la creación de empleo y de riqueza. De hecho, el reducido tamaño de las empresas españolas afecta negativamente a la productividad del país. Efectivamente, existe evidencia empírica de que el empleo ligado a la pequeña y mediana empresa es menos productivo que el de las empresas de mayor tamaño. Así lo pone de manifiesto un reciente estudio sobre demografía empresarial de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea). Según dicho estudio, si el tejido empresarial español fuese comparable en tamaño al de Alemania o Reino Unido, nuestro PIB sería un 15% superior. Entre las causas se apuntan sobre todo dos: la baja calidad de la gestión empresarial y un marco regulatorio poco estimulante.
Las denominadas startups y spin-offs desempeñan un papel esencial en su entorno. Son empresas que generan empleo de alta calidad y una fuente de innovación para otras empresas, dinamizan el tejido productivo a su alrededor y favorecen la transferencia de conocimiento y talento. España, que siempre ha tenido una carencia crónica de este tipo de empresas, posee ahora un buen caldo de cultivo para su creación: el discurso favorable al emprendimiento está por doquier, las iniciativas públicas y privadas de apoyo a emprendedores se multiplican, existe financiación para etapas tempranas y son tantas las incubadoras que un emprendedor casi podría vivir en un mundo empresarial paralelo, yendo de una a otra sin poner el pie en el mercado. El problema hoy no es tanto el emprendimiento en sus primeras etapas, sino las dificultades para la expansión e internacionalización de estas iniciativas empresariales. De hecho, entre las nuevas empresas, aquellas más innovadoras, basadas en conocimiento y tecnología, no escalan en la medida en que lo hacen en otros países con ecosistemas más fértiles y asentados.
Curiosamente, la única empresa europea creada a partir de 1975 que hoy se encuentra en el top 500 mundial es española; se trata de Inditex. También tenemos ejemplos de empresas jóvenes con un gran crecimiento, como eDreams, Privalia, Scytl, Zed o Idealista. De todos modos, no dejan de ser un puñado y, en cualquier caso, no podemos resignarnos a que muchas otras igualmente prometedoras se queden rápidamente en el camino de las buenas iniciativas emprendedoras que desaparecen o no crecen como podrían. ¿A qué se debe el raquitismo en nuestras empresas, particularmente aquellas basadas en conocimiento y tecnología? ¿Cómo lograr que las empresas más prometedoras escalen adecuadamente? Estas son las preguntas principales que se está haciendo el Foro Educación, Emprendimiento, Innovación e Inversión (Foro E2I2) de la Real Academia de Ingeniería de España (RAIng), en particular en el capítulo dedicado a las «empresas de alto crecimiento». Este capítulo está coordinado por RedEmprendia, la red universitaria de referencia en Iberoamérica en temas de innovación y emprendimiento.
Para que estas empresas crezcan rápidamente se necesita un medio propicio y agentes de aceleración que operen en procesos de escalado e internacionalización de empresas. También financiación, que si bien es relativamente abundante en nuestro país en fases tempranas -de la mano de los denominados inversores ángel, de organismos públicos estatales y autonómicos, de los fondos de capital semilla, en general especializados temáticamente…-, escasea en etapas más evolucionadas de la vida de estas empresas, cuando las inversiones necesarias no son de unas docenas o cientos de miles de euros, sino de millones. En todo caso, hay que destacar que también aquí el panorama está mejorando. Estamos a punto de cerrar un año magnífico en lo que se refiere a inversión en startups, con casi 600 millones de euros de inversión, la mayor parte de capital extranjero y centrada sobre todo en los sectores del comercio electrónico y el «FinTech» -aplicación de las tecnologías al sector financiero-. De hecho, las dos mayores rondas de financiación logradas a lo largo del año por empresas españolas, corresponden, por este orden, a cada uno de estos sectores: LetGo y Ebury han logrado, respectivamente, 90 y 77 millones de euros de inversión.
Otro factor crítico entre nuestras carencias es la educación para emprender y la formación en competencias específicas del ámbito empresarial. Casi todos los expertos coinciden en lo mismo: el emprendedor no nace, sino que se hace. Realmente, se hace desde que nace. Los factores educativos influyen de un modo muy decisivo no sólo en la parte vocacional del emprendedor, más ligada a la actitud, sino en la de aptitudes, cuestión fundamental en el éxito empresarial. Además, no es el mismo tipo de talento emprendedor el que se necesita para poner en marcha una empresa que el requerido para escalarla. Y es aquí donde todavía tenemos un hándicap muy importante.
Igual que para educar a un niño hace falta la tribu entera, según un famoso aforismo africano, para que una empresa se consolide, crezca con rapidez y llegue incluso a internacionalizarse hace falta un sistema completo del que forman parte las Administraciones Públicas, Universidades, Organismos Públicos de Investigación (OPIs), otras empresas y hasta la sociedad en su conjunto. Esta es la tesis reciente de la OCDE ante la evidencia de que las políticas públicas que se limitan a los dos extremos (micro y macro) no son suficientes para impulsar el crecimiento: el nivel meso, el ecosistema, es la clave. Esta visión holística es la que prima en el estudio que el Foro E2I2 ha encomendado a Insight Foresight Institute (IFI) para ayudar a que las empresas con alto potencial innovador, en particular las spin-offs y startups, crezcan y se internacionalicen con rapidez. Nos va mucho en ello y por eso le estamos dedicando desde la RAIng, RedEmprendia e IFI muchos esfuerzos. Estamos seguros de que será en beneficio de todos.