Estrategias autonómicas de I+D+i más internacionales

Artículo publicado en el periódico Cinco Días.

La importancia de la innovación tecnológica como motor de la competitividad es uno de los consensos más ampliamente establecidos. En la vertiginosa carrera por la innovación, es preciso disponer de múltiples conocimientos, que difícilmente una sola empresa, región o incluso un país pueden reunir, para hacer frente con éxito a la creciente competencia internacional. También en España, si bien la creación de un entorno favorable a la innovación es clave, la colaboración abierta con socios de otras geografías posibilita el acceso no sólo a nuevos mercados sino también a tecnologías que no necesariamente están disponibles dentro de las fronteras administrativas de una Comunidad Autónoma o incluso del Estado.

Analizando la evidencia empírica de las últimas décadas sobre las alianzas estratégicas de carácter tecnológico que las empresas establecen en el ámbito internacional por iniciativa propia (sin incentivos públicos), se observa que los proyectos consorciados permiten responder de manera particularmente ágil a los desafíos de los sectores tecnológicamente más dinámicos, sin necesidad de crear estructuras o empresas mixtas cuyo establecimiento resulta a menudo costoso, lento y complejo. Asimismo, la tecnología ayuda a fidelizar mercados y a crear relaciones estables.

Conscientes de los beneficios de los desarrollos tecnológicos conjuntos, los Gobiernos promueven programas y redes transnacionales de colaboración en I+D+i orientados a impulsar la excelencia e internacionalización de sus respectivos Sistemas Nacionales de Innovación. Ello comporta un particular interés para las empresas y, entre ellas, para las pymes que, por su dimensión, enfrentan mayores dificultades debido a sus recursos limitados. Con todo, el peso relativo de la cartera de proyectos en cooperación internacional es todavía reducido. Incluso en Europa, una de las regiones más activas en colaboración transnacional en I+D+i, ésta representa únicamente entre un 15 y un 20 % del gasto público agregado. Por otra parte, estos programas públicos no siempre llegan a todos los interesados y el conocimiento sobre cómo participar es aún hoy escaso. Por tanto, parece necesario mejorar la eficiencia de los instrumentos públicos existentes (europeos en particular, habida cuenta del nivel de recursos creciente en los Programas Marco Comunitarios) y, al tiempo, «internalizar» la dimensión internacional ligada a la innovación tecnológica y a la globalización de los mercados en el conjunto de estrategias, programas e instrumentos gestionados por Gobierno y Comunidades.

Combinar capilaridad local y alcance global supone, pues, un doble reto para los gestores públicos de la I+D+i, tanto nacionales como regionales. Y a este asunto se viene dedicando el Ministerio de Ciencia e Innovación, a través del CDTI, en los últimos años con una magnífica acogida por parte de las Comunidades Autónomas, que encuentran una Administración central dispuesta a facilitar la internacionalización de Estrategias y Sistemas Regionales de Innovación.

Quizá su labor más conocida sea la promoción y financiación de proyectos empresariales de I+D+i, tanto individuales como colaborativos. Sin embargo, el CDTI promueve también desde hace 23 años la participación española en programas de I+D+i del ámbito europeo (Programa Marco y Eureka), Iberoamericano (Iberoeka) y con otros países (China, India, Canadá, Corea, Japón, etc.), con cuyas Agencias de Innovación ha institucionalizado Programas Bilaterales de cooperación tecnológica.

Más recientemente, el CDTI se ofrece como punto de encuentro en el intercambio de buenas prácticas entre las autoridades responsables de las Comunidades Autónomas a fin de que incorporen la dimensión internacional en sus políticas de apoyo público a la I+D+i. Cada Comunidad parte de una situación singular en términos de capacidades propias y de experiencias internacionales y, por tanto, la armonización de sus actuaciones con las del CDTI es flexible.

En esta línea, el CDTI ha organizado dos encuentros en 2008 y 2009, en la UIMP, dirigidos a promotores de programas y proyectos internacionales de I+D+i de todas las Comunidades. En ellos se han puesto en común metodologías para que cada Comunidad elabore Planes Estratégicos específicos, incluyendo objetivos concretos. Para la ejecución y seguimiento de tales planes, se plantea la creación de redes de puntos de contacto y observatorios autonómicos que permitan a cada Comunidad medir sus progresos. Y es intención del Ministerio de Ciencia e Innovación, mediante el CDTI, poner en valor dichos trabajos durante la próxima presidencia de la Asociación Europea de Agencias de Innovación, Taftie, que el Centro asume en 2010, con el ánimo de seguir reforzando la internacionalización del Sistema Nacional de Innovación.

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