José Manuel Leceta: «Ningún país tiene el monopolio del talento»

Entrevista publicada en Expansión / Por Emilia Viaña

El director del Instituto Europeo de Innovación y Tecnología está convencido de que Europa, y también España, deben actuar rápido si quieren mantener su estatus actual en este campo.

El español José Manuel Leceta es el encargado de definir la apuesta de Europa por la innovación.

«Ningún país tiene el monopolio del talento»
Innovación y desarrollo. Ésta es la única fórmula del éxito de cualquier economía del mundo, algo en lo que parece haber cierto consenso internacional y que en España no acabamos de ver muy clara. Por más que los investigadores o las instituciones dedicadas a este ámbito den la voz de alarma de la situación de nuestro país en este sentido, los políticos no terminan de apostar definitivamente por la innovación, algo que genera crecimiento y empleo a largo plazo.

José Manuel Leceta (Guadalajara, 1963) es un absoluto convencido de que Europa, y también España, deben actuar rápido si quieren mantener su estatus actual en este campo. Él como director del Instituto Europeo de Innovación y Tecnología ya ha empezado a dar los primeros pasos. La Comisión Europea creó en Budapest en 2007 este MIT europeo para impulsar la competitividad y el liderazgo del Viejo Continente en temas de innovación y hacer frente a otros países que habían apostado más por este campo como Estados Unidos, Canadá o Japón. El cargo, teniendo en cuenta su convencimiento, parece venirle al pelo. «En un mundo tan convulso en el que vivimos cada vez hay menos consenso, pero si en algo parece que estamos de acuerdo todos es en que la I+D+i es la única fuente sostenible de desarrollo a largo plazo», afirma este ingeniero de Telecomunicaciones.

Empleo y crecimiento
Por eso alarma de la situación que puede darse en España si no se ponen ya soluciones encima de la mesa. «Si no se invierte en este campo, los españoles vamos a estar eternamente expuestos a la coyuntura financiera internacional y tendremos cada vez más dificultades para generar empleo y crecimiento a largo plazo», alerta. A pesar de todo aún mantiene su apuesta por el país que le vio nacer y crecer. «España tiene todos los activos para el éxito», pero aún debe fijarse en algunos modelos que pueden ayudarle a ver por dónde tiene que encaminar sus políticas en innovación. «Los países escandinavos son un ejemplo. Han logrado desarrollar sistemas nacionales de innovación avanzados. Por su parte, Holanda ha hecho siempre virtud de sus limitaciones aplicando el ingenio».

Pero no sólo de eso viven estos países. «La educación es motor del cambio social. Ningún país tiene el monopolio del talento y todos pueden acceder a él o contribuir a su formación. Fuera de nuestro país hay casos de grandes profesionales españoles y de historias de éxito, que podríamos poner en valor como país de una manera más activa. España tiene que seguir esforzándose para no perder la posición actual que tiene, incluso avanzar algún puesto».

Leceta, que ha sido recientemente nombrado Hijo Predilecto de Castilla-La Mancha, da una especial importancia a un concepto que en España se entiende sólo en positivo: «La ilusión como alma de cualquier proyecto». Y valora especialmente a «la gente que cree en lo que tiene entre las manos, aunque los objetivos sean inalcanzables». Esa es, en su opinión, la única forma de construir una marca y más si tu apellido lleva el nombre de un país. «Marca España se construye con realidades y creyendo y siendo nosotros mismos. No hay que defender a España desde el orgullo herido, si no demostrando lo que somos capaces de hacer».

Este investigador español no salió de España, como otros, por necesidad, «era una gran oportunidad», pero reconoce echar de menos algunas cosas de su época como estudiante en Madrid. «Los amigos, la luz, el calor de la gente y la forma de vida, auténticos lujos a los que nos acostumbramos y que no valoramos suficientemente». A pesar de esta natural nostalgia, no cree que sea el momento de volver y aún le gustaría hacer una parada en Reino Unido «por su capacidad crítica e independencia intelectual» y en Estados Unidos.

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